Revisando montones de imágenes relacionadas con el protectorado marroquí y los confictos en el Rif, a veces aparecen ciertos elementos en estas viejas postales y fotografías que disparan mi trastorno obsesivo hasta un límite que a veces me genera un foco enfermizo que jamás desaparece de mi cerebro a pesar del paso de los años.
Entre estos elementos que captan mi atención, destacan tanto el material ferroviario como los vehículos sobre ruedas. Me encantan tanto los coches como los camiones de esta época primigenia donde en el mundo de la ingeniería automovilística era todo campo, y como ocurría en todo el ámbito ingenieril de aquel tiempo mítico, además de cuestiones relacionadas con el funcionamiento y la construcción, así como la eficiencia, nunca dejaban de tenerse en consideración como un desafío más, los componentes estéticos.
Aunque el tema ferroviario en el Rif está muy bien documentado y ya he hablado de ello, los automóviles y camiones, así como otros vehículos auxisliares con los que contaba el ejército español durante las aquellas décadas revolucionarias entre 1910 y 1930, en que la motorización se dio a marchas forzadas (por lo menos de forma teórica), permanecen en el limbo absoluto.
Así que tras solucionar el mito confuso acerca del Camión Protegido basado en el chasis Federal y su incorrecta numeración en la mayoría de textos al respecto, ya iba siendo hora de poner fin a otro gran enigma que pesaba sobre mi cabeza desde que comencé a participar en el proyecto del Rif de Baraka miniaturas allá por finales de 2020 o principios de 2021, donde se pierde mi memoria…
Y este enigma no es otro que el de este precioso phaeton blanco que se puede observar en diferentes imágenes del Rif, con el alto comisario Dámaso Berenguer, el general Cabanellas y el ministro De la Cierva durante 1922 en la campaña de reconquista visitando diferentes posiciones:
Así a simple vista, las imagenes que inmortalizan este viaje del alto comisario y sus acompañantes no dejan ver demasiado del vehículo. Pero ya de por si, la línea completamente horizontal del borde superior de la «bañera» que conforma el habitáculo es bastante característica. Además del parabrisas para los pasajeros tras el asiento del conductor.
Hay varias imágenes relacionadas, pero ninguna da demasiadas pistas acerca del modelo. Aquí se puede apreciar otra toma en otro momento desde el otro lado del vehículo:
El coche de Berenguer molaba tanto que todos querían probarlo, incluido el Rey. Hasta el señor obispo se quedó con ganas de darse un paseo.
Esta imagen es interesante porque la parte trasera es muy llamativa, con el tanque de combustible a la vista. La forma de la «bañera» tan plana es diferente a cualquier otro vehículo phaeton o torpedo de la época, porque no hay espacio para el soporte del techo plegable o capota.
En esta fotografía de la Melilla portuaria se aprecia poco más de lo que ya conocía del vehículo.
Esta imagen de Sanjurjo y Primo de Rivera en un automóvil similar (tras el desembarco de Alhucemas), me ha generado muchos dolores de cabeza, porque no parece el mismo coche, y de hecho no lo lo es. Y se puede apreciar en que el borde la bañera es curvado y no tiene el chaflán del objetivo de mis pesquisas, además de que carece de parabrisas tras el asiento delantero. Este es igualmente un phaeton de 6 y se parece mucho así sin prestarle demasiada atención a los detalles (como hice yo cuando organicé todas las fotos e incluí esta como una referencia similar a las otras), pero no tiene nada que ver con el otro. Aunque el misterio que envuelve a este otro automóvil lo dejaré para el siguiente artículo.
Hasta este momento y con este puñado de imágenes que he ido recopilando durante este tiempo y guardado en el disco duro hasta que algún tipo de serendipia me permitiera dar solución al misterio del modelo del auto en cuestión, no habiá opción alguna de hacer ningún tipo de averiguración al respecto. Es muy difícil revisar los modelos de coches de la época porque la información es confusa y muy poco estandarizada, y hay vehículos de los que es imposible adivinar siquiera la marca del fabricante, aunque sí que se puede tirar de algún elemento caracterísitico de cada marca o el anagrama, aunque pudieran ir variando con el tiempo. Pero para eso es necesario algo fundamental: tener una imagen del frontal del coche.
Y al final, tras darle muchas vueltas arriba y abajo al buscador en internet, conseguí dar con esta maravillosa y fantástica imagen:
Bueno, quizás alguien esté pensando que no hay más que entrar en la web de la agencia EFE y poner «coche chulo en Melilla», pero en relidad todas estas fotos las he ido encontrando en diferentes páginas antes de descubrir que estan todas en la fototeca de la agencia, como pueden ser páginas de venta con recortes de prensa, postales, fotografías de época o en algunos archivos de periódicos como ABC. Si uso las de la agencia EFE es porque tienen más calidad.
Y aún así, hay algunas imágenes que solo las tengo en este formato correspondiente a una revista gráfica de la época. Como esta, en las que se inmortaliza a Berenguer y el agredado a la Embajada inglesa en el mismo instante que en la foto donde se muestra la parte trasera del vehículo.
Estas dos fotos que han sido hallazgos de este último año (mientras buscaba referencias del Rif relacionadas con los camiones protegidos) han abierto una enorme fuente de luz que ha sido fundamental para llegar al final del túnel.
En ellas se aprecian dos elementos muy característicos: el primero son los tubos de escape que atraviesan los laterales del capó. Y el segundo, la parrilla delantera.
No obstante, la imagen del vehículo en el desfile, además del importuno árbol tapando la parte superior de la parrilla frontal, tiene una perspectiva engañosa. Y he tenido que darle muchas vueltas y acercar mucho el zoom para terminar dándome cuenta de que no es una parrilla «plana», sino que tiene forma de cuña.
Y si hay una marca prácticamente única a la hora de montar los escapes en los laterales saliendo de las branquias del capó y con una rejilla frontal en forma de cuña es la misma que ha fabricado los innumerables coches campeones en Fórmula 1 conocidos como las «flechas plateadas», convirtiendo la categoría reina del automovilismo en tiempos recientes en la categoría reina del aburrimiento. Es decir, la todopoderosa marca alemana de la estrella: MERCEDES.
Claro que modelos de Mercedes de los años 10 y 20 de los comienzos del s. XX hay a paletadas, y parece ser que como más o menos los hacían a mano, iban improvisando sobre la marcha, porque ni ellos mismos se ponen de acuerdo en el nombre a la hora de clasificarlos, así que he tenido que dedicar horas y horas de búsquedas infructuosas tratando de encontrar algún modelo que encajara con el vehículo de mis desvelos, pero sin demasiado éxito.
Quien quiera disfrutar viendo modelos clásicos de este fabricante, puede hacerlo en su propio archivo fotográfico, con algunas piezas verdaderamente preciosas que no son ajenas a la consideración como verdaderas obras de arte sobre 4 ruedas: https://mercedes-benz-publicarchive.com/marsClassic/en/instance/ko/Mercedes-625-hp-from-1924-62538-hp-1921—1925.xhtml?oid=5952
Sabiendo que el vehículo tiene que ser un Mercedes, ha sido posible encontrar algún modelo parecido en su aspecto general, pero ninguno como el de la imagen. Este es un bonito ejemplo, donde se puede apreciar la forma de la parrila en cuña y la línea plana del perfil de la bañera además del chaflán del borde superior. Pero solo tiene 4 plazas y no parece haber en este caso tubos de escape saliendo del capó:
Tras recorrer de arriba abajo y de izquierda a derecha todo internet, me estaba empezando a dar por vencido, pero la casualidad, como diría Ignatius, tras varios meses habiendo aceptado que el enigma no encontraría jamás solución, me hizo tropezarme con esta bonita imagen de un modelo mientras buscaba referencias sobre los camiones Benz que utilizó el ejército español en el Rif, en tiempos previos al desastre de Annual cuando el Hispano Suiza ya era más o menos el camión oficial. Y todo porque alguien identificó como un Hispano Suiza uno de los camiones Renault FU que se usaban como transportes del F-17 y se me despertó otra de mis obsesiones relacionada con identificar todos los camiones que aparecen en las fotos del Rif d la época.
Y esta es la imagen en cuestión que encaja perfectamente con el motivo de mis pesquisas:
Y alguien observador podrá decir… «Eso no es un Mercedes, no tiene la Estrella». Y efectivamente, no es un Mercedes, es simplemente un Benz de 1914 modelo 29/60. Y eso es lo que pone en el anagrama, «Benz», con su hoja de laurel, que posteriormente se incorporaría al logotipo clásico ya de la estrella en sus orígenes como Mercedes – Benz.
La historia de Daimler – Benz – Mercedes es un poco confusa porque es la historia de dos fabricantes independientes, Gottlieb Daimler y Carl Benz, que terminarían por fusionarse definitivamente en 1926. A Benz se le atribuye haber construido el primer «automovil» con propulsión por motor de combustión interna (3 ruedas y motor de 2 tiempos), así como el primer modelo de camión y de autobús con este tipo de motores, y a Daimler (y su socio Maybach), la «invención» de uno de los primeros motores de combustión interna verdaderamente eficientes y útiles, y del primer vehículo a motor de 4 ruedas y motor de 4 tiempos, así como de la primera motocicleta de 2 ruedas. Aunque el motor de Daimler en realidad fue inventado por Otto en las dependencias de otra fábrica alemana de tintes míticos: Deutz. Y Daimler y Maybach lo que hicieron fue mejorar su rendimiento y perfeccionarlo (ya se sabe, caminar a hombros de gigantes y todo eso…).
En realidad, Benz y Daimler nunca se conocieron, y las 2 empresas fueron competidoras (aunque el vehículo original de Benz lo construyó sobre un chasis Daimler) hasta que tuvieron que fusionarse en 1926 debido a la enorme crisis económica que atravesaba Alemania (y el resto del mundo en ciernes) y desde entonces hicieron historia, ya bajo la denominación característica de «Mercedes».
Y ya que me he leido la historia mientras buscada información de los modelos, no está de mas contar que el nombre de Mercedes era el de la hija de Emil Jellinek, un comerciante mayorista austriaco con mucha visión de negocio y aficionado a las incipientes carreras de automóviles, que encargó a Daimler un modelo de competición y lo llamó «Mercedes». Tras sus victorias, se convirtió en representante de la marca en media Europa y Daimler lo aceptó en la empresa como el visionario que era, dando alas financieras a la marca en un momento de crisis. Y el nombre de su hija pequeña se convirtió asi en un referente mundial de algunos de los vehículos más laureados de la Historia de las competiciones, así como en el objeto de deseo de todo jubilado español que se precie para demostrar a sus compadres que ha cotizado 40 años por el máximo…
Pero no, no he terminado la historia. Porque ese modelo de 1914, el 29/60, se parece enormemente a su primo teutón de color blanco, pero presenta ciertas diferencias que dejo a juicio de aquel que quiera jugar a buscalas entre ambas imágenes.
Y aquí llegamos a un punto muerto de nuevo en que mi obsesión desatada por solucionar el enigma estaba elevando mi ansiedad a la categoría de arte. Si es un Benz, de los años 10 o 20, ¿cómo es posible que no exista ningun vehículo similar que yo pueda identificar entre los millones de fotos que han pasado ante mis ojos en las últimas semanas?
¿Pero vas a terminar de contar de una santa vez el final de la historia y a revelar el modelo que acompaña al alto comisario del Rif en sus paseos por el protectorado o vas a seguir alargando el chicle como si te creyeras J.R.R. Martin?
Calma, amigo lector, que si mi nivel de obsesión no se hubiera desvanecido como la arena empapada entre los dedos tras resolver el misterio, no estaría escribiendo estas líneas. Sí, hay una solución al enigma, pero no es la que me gustaría, y aún así, tras todos estos años de búsquedas y pesquisas, para mí es más que suficiente para dar el caso por cerrado.
Y no, la solución no llegó de forma evidente, sino dando un rodeo, como era esperar, hasta llegar al destino final de la forma más absurda.
Porque al buscar coches de la época, siempre tuve en la mente que el vehículo en cuestión fuera un Hispano Suiza, ya que la legendaria marca española tuvo una íntima relación con el ejército español durante décadas y hay ciertos testimonios de que fabricó automóviles para el ejército. Así que aún habiendo identificado el misterioso modelo como un Benz, quizás hubiera espacio aún para haber errado el tiro, y a pesar de que no hay más que alguna frase de referencia a la fabricación de vehículos para oficiales por parte de la HS, al buscar en internet este típico de vehículos es habitual terminar encontrando como fruto del cada vez más estúpido algoritmo de google, todo tipo de referencias a uno de los coches de este tipo, «staff car» en inglés, de la época de la primera guerra mundial. El Vauxhal de 1914:
No es que el Vauxhall me sirviera de mucho en mi propia odisea en busca del Benz perdido, pero sí que me dio la idea de tratar de buscar «staff cars» de la época, de cualquiera de los ejércitos, aunque sin demasiado éxito, porque éste era el coche habitual entre los ejércitos aliados.
¿Y qué pasa con los del bando germano-austrohúngaro? Pues que como perdieron la guerra, no se habla demasiado de ellos, quizás porque no tuvieron demasiado en cuenta los vehículos a motor, igual que despreciaron el potencial de los carros acorazados.
Pero como es obvio, en algún momento tuvo que ocurrir la serendipia, y todo tiene que ver con una mítica foto de la primera guerra mundial, en la que varios soldados aliados posan sobre un vehículo, al parecer alemán, que pudo utilizar la oficialidad. El «staff car» germano:
Y siguiendo el hilo apareció entonces ante mis ojos el grial perdido como si me hubiera transformado de pronto en el Indiana Jones de «la última cruzada» sosteniendo el sagrado cáliz de madera.
Ante todos ustedes, aquí se termina esta historia. Les presento el «staff car de 6 plazas» que fabricó Benz para el ejército alemán y que terminaría en manos del comisario en jefe del Rif por vaya usted a saber que casusalidad que tuviera que ver con la germanofilia declarada de su jefe de estado el Rey, quizás, como un bonito regalo de paz y amistad entre los pueblos de Europa tras haberse genocidado entre las trincheras de la Gran Guerra y esperando para hacerlo de nuevo en una década:
Habrá quien levante la mano y diga: «Hoyga usted, que eso ni siquiera es una foto». ¿Y sabe lo que le digo yo? Que me la refanfinfla. Porque reto a cualquier a un duelo bajo el sol a pistola a que me tire por el suelo el haberme colgado otra medalla en la solapa solucionando fantásticos enigmas misteriosos que en realidad, solo a mi me importan.
Así que, si yo que se, da la casualidad de que tu padre, quién cotizó por el máximo para la pensión, y ahora disfruta de su Mercedes blanco modelo «jubilado», un día tiene a bien prestarte su preciado auto porque tienes tu Renault cutre medio muerto en el taller, podrás decirle: «Mira papá, aquí dentro me siento como Berenguer reconquistando el Rif».
Hale, ahí queda eso…